martes, 22 de junio de 1993

Cobrar y cobrar

Para la Administración lo importante es cobrar a los dueños de los predios, a los dueños de los vehículos y a don Raimundo y a todo el mundo.

Cuando nos disponíamos a gastarnos la plata de la prima de junio, nos sorprenden con la noticia de que en pocos días se va a comenzar el cobro de la valorización por beneficio general. Nos encontramos nuevamente frente a una situación en la que una Administración busca primero los recursos antes de decidir en que invertir. Han pasado tres años de discusiones jurídicas sin que se haya hecho un plan serio sobre las necesidades de transporte de la ciudad. Todo este tiempo se ha dedicado a discusiones jurídicas y políticas sin haber tenido en cuenta que para poder realizar las obras se necesitan estudios que fijen las prioridades de la ciudad.

Más aún, por estar discutiendo sobre otros temas se ha olvidado que bajo un concepto de valorización, así sea por beneficio general, las obras y los cobros deben tener alguna relación. Para poder contar con el apoyo ciudadano, los bogotanos deben ver que los cobros de la valorización les van a reportar algún beneficio futuro, pues de otra manera lo que se está haciendo es incrementando un impuesto a los predios bogotanos.

Parece claro que el gobierno bogotano no ha dedicado mucho esfuerzo a encontrar un plan de obras en el que la financiación y el beneficio estén ligados. Más aún, parece que la Administración ha considerado que esto no es importante. Para la Administración lo importante es cobrar a los dueños de los predios, a los dueños de los vehículos y a don Raimundo y a todo el mundo. Un día piensa que todos los costos deben ser asumidos por los usuarios y por tanto busca concesionarios para un sistema de transporte masivo que con tarifas puedan hacer todas las cuantiosas inversiones que se demandan en este tipo de transporte. Al otro día piensa que son los usuarios de los teléfonos los que deben pagar por las inversiones y la operación del deficiente sistema de semáforos.

Como todas estas fuentes parecen insuficientes el funcionario de turno decide incrementar no solo los costos de poseer un vehículo sino también la tramitología, creando certificados de movilización, calcomanías para los carros matriculados fuera de Bogotá y nuevos números para los vehículos con placas negras. Como si todo esto no fuera suficiente se contempla como alternativa una sobretasa a la gasolina con el argumento de que en Colombia la gasolina es muy barata.

Con tanta imaginación sobre fuentes de recursos para financiar un gasto prioritario uno pensaría que el tráfico bogotano debería ser el más fluido del mundo y que las calles de Bogotá y no las de San Francisco, serían la envidia de todo el mundo. La realidad cotidiana muestra todo lo contrario. Los huecos son tan abundantes que se han comenzado a privatizar. Los contratistas han encontrado que los dueños de muchas viviendas están dispuestos a pagar el arreglo de las calles. Los periódicos han encontrado fuente inagotable de noticias el mal estado de las vías y la congestión reinante en Bogotá. La radio tiene a diario su reporte sobre el tráfico en el que se anuncian que todas las calles tienen problemas.


La oportunidad que se presenta en este momento en el que se van a recaudar tan importantes sumas no debería desaprovecharse. Las obras que se hagan deberían ser ampliamente discutidas y escoger las verdaderamente prioritarias. Busquemos que los que están haciendo el esfuerzo económico reciban al menos algún beneficio. Las universidades, los gremios, la Cámara de Comercio deberían convertirse en veedores de unas obras de tal magnitud. Al menos que nuestros pesos se inviertan bien y que mañana no tengamos que buscar a los pavimentadores para que nos arreglen las vías que utilizamos.

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