martes, 16 de noviembre de 1993

Soluciones al Transporte en Bogotá

La idea de dar prioridad al transporte público sobre el transporte privado, en principio sana, cuando se aplica sin criterio puede conducirnos a graves problemas

La semana pasada se realizó un importante foro organizado por la Sociedad Colombiana de Arquitectos sobre los problemas y soluciones al transporte en Bogotá. El foro contó con la participación de expertos extranjeros y de algunos analistas locales. A pedido de los organizadores presenté una ponencia en la que hice mención a un tema que ha sido poco tratado pero que indudablemente es de indudable importancia.

Por regla general, los planificadores del transporte proponen darle prioridad al transporte público sobre el transporte privado y buscan como primera prioridad desincentivar el uso del automóvil particular. La razón para darle preferencia al transporte colectivo es que éste utiliza más eficientemente el espacio vial y que por lo tanto es aconsejable privilegiar el transporte público para obtener una mejor utilización del escaso espacio vial existente en la ciudad.

Esta idea, en principio sana, cuando se aplica sin criterio puede conducirnos a graves problemas. Por ejemplo, el pensar que el automóvil particular es el gran culpable de la congestión en una ciudad lleva a una situación de tolerancia con los operadores de buses que puede llevar fácilmente a un caos total en la ciudad. No solo hay congestión cuando hay un excesivo número de vehículos particulares, si no que también la hay cuando hay más buses de los necesarios.

Los bogotanos sabemos por experiencia que el eliminar el vehículo particular de algunas vías no ha sido suficiente. Como se recordará, por la carrera décima en una época no podían circular vehículos particulares. En esa época la condición de operación de dicha avenida no fue muy buena pues la congestión de buses convirtió a esta importante arteria en una paradero de 15 cuadras en las que el pobre usuario tenía que lanzarse a la mitad de la calle para poder abordar su bus.

La solución obvia para disminuir la congestión es reducir el número de vehículos que utilizan una vía. Los resultados de hacer esto pueden se estupendos. El retiro de las busetas de la Avenida Caracas, en mi opinión, ha sido la principal causa del aumento de velocidad experimentado en la troncal de la Caracas. Con el rediseño de las rutas realizado y las mejoras introducidas han permitido subir la velocidad de circulación de 10 kilómetros por hora a veinte kilómetros por hora.

El rediseño general de rutas aún cuando puede ser difícil de poner en práctica tiene un beneficio potencial considerable. Esta es una tarea que debiera ser prioritaria para las autoridades bogotanas. En lugar de dedicarse a tomar medidas improvisadas y arbitrarias como el contraflujo que beneficia a unos pocos en perjuicio de la inmensa mayoría o de cambiar las placas de los carros que solo beneficia al Fisco Distrital y a la cadena de intermediarios que explotan a los propietarios de los vehículos el Distrito debería tomar en serio su responsabilidad de manejar el problema del tráfico. El seguir echándole la culpa del problema del caótico tráfico bogotano a la indisciplina de los bogotanos o al hecho de que los propietarios matriculen sus carros por fuera del Distrito, tal como lo manifestó el Secretario de Tránsito y Transportes del Distrito es una actitud irresponsable que la ciudadanía no debería tolerar más.


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