La trimestralización de las cuentas nacionales debe venir acompañada de mejoras considerables en la medición de la actividad económica
Los titulares de los medios de comunicación presentan dos versiones contradictorias del acontecer económico. Cuando se registran las declaraciones del Gobierno, la situación económica siempre se muestra como bastante positiva. Los representantes de los gremios y la mayoría de analistas, por el contrario, advierten de los peligros de una recesión, cada bando esgrime cifras aparentemente válidas. El Gobierno presenta los indicadores positivos como la disminución del desempleo, mientras que los medios tan gobiernistas como Semana y El Tiempo apelan a la baja de la construcción, el deterioro de la cartera bancaria que suelen ser señales altamente peligrosas.
Esta falta de consenso en cuanto a lo que verdaderamente está pasando no solo muestra una situación que debe ser objeto de atención por parte de las autoridades económicas, que se muestran más preocupadas por castigar a los altos funcionarios de la administración Gaviria que por tomar las medidas más aconsejables, sino que revela una seria deficiencia en la información producida por las mismas instituciones del Estado. Como ya lo he anotado en esta misma columna en ocasiones anteriores, es necesario que el Dane comience a producir resultados trimestrales de las cuentas nacionales. Mientras esto no suceda, no sólo seguiremos hablando de la economía como los ciegos de la fábula hindú sino que las autoridades económicas con su característico sesgo optimista esperarán hasta muy tarde para adoptar medidas que enderecen el rumbo de la economía.
Los que conocemos y admiramos la labor del Dane estamos convencidos que el trimestralizar las cuentas nacionales no es muy fácil. El Departamento de Estadística cuenta con un equipo directivo que conoce muy bien la importancia de contar con buenas estadísticas. Mis aún, el proyecto de trimestralización de las cuentas nacionales está dentro de los propósitos de la actual administración. Lo que se necesita ahora es llevar a cabo este proyecto de manera prioritaria.
La trimestralización de las cuentas nacionales debe venir acompañada de mejoras considerables en la medición de la actividad económica. El grave problema que atraviesa el campesino colombiano se ha originado en buena parte en la carencia de buena información sobre el sector agropecuario. Es inconcebible que el último censo agropecuario, bien hecho, fuera en 1960. La carencia de información sobre el sector agropecuario ha hecho que el Gobierno de turno no tenga elementos para definir las políticas. Ante la ausencia de información seria sobre el sector agropecuario las discusiones entre el Gobierno y los gremios se reducen a un pliego de peticiones imposibles de cumplir. Un Gobierno como el actual, tan inclinado a dejar contento a todo el mundo, termina haciendo demasiadas concesiones. La pérdida de competitividad del sector cafetero por problemas de la broca debe ser cubierto por el Fondo del Café, causando de paso serios problemas de carácter fiscal sin contribuir a una mejora en la eficiencia económica. Por el contrario, el Gobierno está de hecho premiando el comportamiento de los Miguel Tejeiros que no han hecho todo lo posible por mantener la rentabilidad del negocio cafetero. El mensaje no puede ser más claro: es más rentable protestar que mejorar la productividad. El resultado ya se está viendo con la escalada de los conflictos económicos. La solución más probable será la creación de un alto comisionado para la paz económica.
Los otros sectores productivos, con la excepción del industrial, también padecen de falta de información. La información sobre el comercio y los servicios es bastante escasa. El Dane se ha conformado con hacer los llamados Censos Económicos sobre industria, comercio y servicios cada diez años cuando las agencias encargadas de las estadísticas de otros países, siguiendo recomendaciones internacionales, lo hacen cada cinco años. La importancia de un censo económico más frecuente, no sólo se debe al hecho obvio de producir una información actualizada cada cinco años sino que además permite que el sector público y el sector privado monte un sistema de encuestas periódicas para recabar la información económica en el período intercensal. El poder contar con información sobre los sectores productivos facilita enormemente el manejo de nuestras grandes ciudades. La planeación de los servicios públicos y el transporte requiere de información a nivel bastante desagregado. Los estudios de los temas urbanos tienen que ejercitar su imaginación para poder inferir a partir de los resultados del Censo Económico de 1990 la posible evolución de la actividad productiva en nuestras grandes ciudades.
El necesario refuerzo del sistema estadístico nacional debe venir acompañado de una mejora considerable en la manera como se presentan las estadísticas. Hoy en día, el costo de la información producida por el Dane es muy alto y la manera como se entregan las estadísticas limita innecesariamente su acceso. Las políticas del Dane en materia de precios son incomprensibles. Como gran novedad ofrece al usuario la información en medios magnéticos pero para poderla entregar el usuario tiene que llevar sus propios medios magnéticos. Las instrucciones para su utilización son prácticamente inexistentes y cuando uno logra tener acceso a ellas tiene que contratar a un ingeniero de sistemas para que le explique que puede hacer con ellas. En otras ocasiones la información no es más que una imagen de las publicaciones en las que aparecen hasta las rayitas que separan las columnas y las filas de un cuadro. Y, cosa de volverse locos, el precio de la información en medio magnético es considerablemente más costoso que el de la publicación. La cartografía de una ciudad en pianos vale casi cuatrocientos mil pesos, mientras que en medio magnético puede costar diez veces más. La utilización eficiente de los recursos dedicados por el país a producir información estadística de fácil acceso es imposible mientras persista esta economía de la exclusividad. El Gobierno debe apoyar al Dane en los proyectos que buscan mejorar el sistema estadístico nacional, como contraprestación el Dane tiene que ofrecer mis y mejor información a un precio razonable y debe también mejorar las posibilidades de acceso al público en general.
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