Los comentarios más frecuentes en las reuniones sociales tienen que ver con las posibilidades de la recesión.
Si las cosas fueran como nos las presentan los allegados al gobierno, no existiría motivo alguno de preocupación. Después de nueve mese tenemos un Plan de Desarrollo aprobado por el Congreso que en teoría debería servir de guía para las inversiones de los sectores público y privado. Si le creyéramos a las proyecciones del Plan, los próximos años serian probablemente los mejores de toda la historia económica reciente. Si se dieran lo resultados previstos en el famoso Salto Social, Colombia estaría en magnificas condiciones para enfrentarse al nuevo milenio.
Lamentablemente, el común de la gente ve el futuro de manera diferente Los comentarios más frecuentes en las reuniones sociales tienen que ver con las posibilidades de una recesión. L constructores se preparan para un largo período de crisis. Los gremios del sector que siempre se han caracterizado por su optimismo están previendo un disminución del diez por ciento en la actividad edificadora. Los ejecutivos d .las Corporaciones de Ahorro y Vivienda se han convertido en los más entusiastas admiradores del Ministro de Comunicaciones, pues ahora se puede divertir con los chistes de la Nena Jiménez durante sus largas vigilias ocasionadas por el incremento desmesurado de la cartera vencida.
Los agricultores, en especial aquellos que se han aventurado a invertir en negocios de exportación, continúan pasando por una situación critica. En lugar tratar de mejorar su productividad han encontrado más atractivo acudir a papá gobierno para que les ayude a salir de la crisis. Los cafeteros que antes se contentaban con un buen precio del café y una aceleración de la devaluación están tratando de convencer al gobierno que les ayude a pagar las deudas. Los bananeros buscan financiación para pagar nómina por cuanto los ingresos no les está alcanzando para cubrir todos los costos de producción.
Colombia que en los últimos tiempos se había destacado por la calidad del manejo económico y por su fútbol ha perdido su prestigio en los dos campos. Los que han reemplazado a Hommes a Maturana, ambos trabajando en el extranjero, no han resultado tan hábiles como los líderes del pasado. Los indicadores de la economía colombiana igual que nuestros equipos a duras penas se imponen a los de la economía venezolana.
Los ensayos en la economía colombiana siguen a la orden del día. El Salto Social continúa siendo apenas un mal ejemplo de una plataforma presidencial. El gobierno no abandona su actitud promesera, ni acepta que el sector privado ha llegado al limite máximo de su capacidad de contribuir a la financiación del gasto público. Un gobierno que en nueve meses ha agotado su credibilidad se somete a un proceso de reforma tributaria en el preciso momento en el que el partido del gobierno se ve enfrentado a una de sus peores crisis políticas.
El peligro de entrar en una recesión debe llevarnos a reflexionar si no sería el momento de entrar a discutir la posibilidad de reelección del Presidente la República. La experiencia de nuestros vecinos peruanos y argentinos está mostrando, por una parte, que cuando hay reelección los presidentes continúan mandando hasta el último momento y no se dedican a buscar chanfaina internacional y que además el país gana notablemente si no tenemos que estar descubriendo cada cuatro años un equipo de genios para que se enfrente a los graves problemas que nos agobian. No le tengamos miedo a reelegir a los buenos ni a darle un castigo a los malos gobernantes.
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