martes, 17 de septiembre de 1996

Algunos misterios de la apertura económica

Todavía no es claro es si el éxito de la apertura se logró por la aceleración notable en la inversión o si se dio por mejoras significativas en la productividad.

A pesar de la importancia del tema, la apertura económica colombiana no ha sido objeto de un análisis serio y profundo que permita sacar lecciones claras sobre tan importante proceso.  La revisión de los ocurrido en los últimos seis años permite comenzar a dilucidar algunos de los interrogantes que se discutieron al comienzo del proceso.  La experiencia colombiana ha mostrado que es más recomendable una apertura rápida y amplia.  En primer lugar, no solo el demorar la apertura hace que los enemigos de ella tengan tiempo para sabotearla sino que además muchas veces inhibe las respuestas adecuadas.  Como se recuerda, la apertura económica estuvo a punto de fracasar por quererla hacer muy despacio.  Las importaciones se estancaron notablemente en espera de una baja adicional de los aranceles y en una mayor revaluación del peso.  Solamente cuando se decidió acelerar el proceso de apertura y cuando se adoptó una política de bajas tasas de interés se logró consolidar el proceso de apertura económica.

En segundo lugar, no es fácil realizar predicciones de quien va a ganar o perder en un proceso de apertura pues el resultado final depende de muchos factores que no son fáciles de predecir a priori.  El éxito o el fracaso de una rama industrial en un proceso de apertura depende de la adopción de políticas novedosas y de la reacción que tengan posibles competidores externos.  Los reales factores claves del éxito de una empresa son muy difíciles de prever y hasta los mejor informados pueden equivocarse.  Nadie en Colombia pensaba que las ensambladores de vehículos, que habían gozado de enormes niveles de protección, podrían sobrevivir una apertura tan extrema como la que se planeaba.  Sin embargo, la realidad ha mostrado que el sector automotor logró un crecimiento espectacular en el periodo pos apertura y que las ensambladores que lograron adaptarse mejor subieron más sus ventas.

En resumen puede decirse que el éxito de la apertura se debió en buena parte a su rapidez y amplitud. Lo que no queda claro es si el éxito de la apertura se logró por la aceleración notable en la inversión lo que llevó a contar con mejores equipos e instalaciones o si se dio por mejoras significativas en la productividad.  Es claro que las rebajas arancelarias de los bienes de capital, las bajas tasas de interés real y la revaluación del peso dispararon la demanda de inversión de los industriales.  Las cifras de importaciones de bienes de capital, y en general las de la inversión industrial muestran un notable crecimiento en los años posteriores a la apertura económica.  Por otra parte los estudios de los casos exitosos son más consistentes con incrementos importantes en la productividad total de los factores logrados como consecuencia de cambios en la mezcla de productos y la especialización en las líneas más rentables.

Los primeros intentos hechos por el DNP y FEDESARROLLO para medir la contribución del aumento de la productividad total de los factores en el crecimiento de la industria manufacturera parecen asignar todo el crecimiento de la producción industrial a la formación de capital, dejando por fuera la importante contribución del incremento de la productividad.

Al revisar las cifras y la metodología empleada comienzan a surgir algunas posibles soluciones a este enigma.  Lo primero que queda claro es que las mediciones del acervo de capital son en extremo inciertas.  En primer lugar, la inversión no es llevada por ramas de actividad económica sino por sectores institucionales y por lo tanto el cálculo tanto de la inversión como del acervo de capital para la industria manufacturera puede resultar poco preciso.  Más aún, la manera como se mide el acervo de capital no es la adecuada para calculo de productividad.  Pero lo más grave es que la tasa de depreciación económica del capital no se conoce y por lo general se estima a partir de vidas útiles de los bienes que no siempre corresponden a lo que es acertado desde el punto de vista teórico.

Pero si esto no fuera suficiente para despertar serias dudas sobre los estimativos de los investigadores del DNP y FEDESARROLLO, bastaría hacer la observación de que el proceso mismo de apertura tiene que haber influido en el acervo de capital de la industria.  En primer lugar, al disminuir los aranceles y abrirse la economía una parte de los equipos productivos de las industrias se vuelven obsoletos y tienen que darse de baja.  La apertura causa pues una disminución abrupta del acervo de capital que no es considerada en ninguno de los dos estudios mencionados.  En consecuencia el acervo de capital y por tanto su contribución al crecimiento del producto están sobrestimados.

Adicionalmente, después de la apertura es de esperar que la depreciación del capital sea más rápida que antes de la apertura y por lo tanto no debería ser lógico calcular el acervo de capital con la misma tasa de depreciación antes y después de la apertura.  Los dos estudios al calcular el acervo de capital con la misma tasa antes y después de la apertura tienden a sobrestimar el crecimiento del acervo de capital y por lo tanto a subestimar la contribución de la productividad total de los factores.

Con el debido respeto que merecen los investigadores de tan importantes entidades es conveniente anotar que el país necesita un esfuerzo mayor para lograr establecer una respuesta precisa a la pregunta clave del desarrollo.  ¿Qué tanto se explica por el crecimiento de los factores y qué tanto se explica por el crecimiento de la productividad.



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