martes, 19 de mayo de 2015

Vancouver: Un ejemplo a seguir para la reingeniería institucional del transporte bogotano

En 1976, entre el 31 de mayo y el 11 de junio, en Vancouver, Canadá se celebró la Primera Conferencia de las Naciones Unidas sobre Asentamientos Humanos conocida como `Habitat I´. Esta reunión presidida por Enrique Peñalosa Camargo, el padre del exalcalde bogotano y hoy candidato a la alcaldía de la ciudad, ha tenido una gran influencia en la política urbana mundial en estos últimos 39 años.  

Las recomendaciones de esta conferencia relacionadas con el transporte siguen vigentes y podrían retomarse casi al pie de la letra hoy en día. La  recomendación sobre transporte conocida como la C14, se puede consultar en el documento de la conferencia en la siguiente dirección.

Adicionalmente de la influencia que ha tenido en la política urbana, la Conferencia dio a conocer a Vancouver como una de las ciudades con mejor calidad de vida en el planeta.  Esto se puede constatar en el ranking  sobre Calidad de Vida en el mundo elaborado por la consultora Mercer. Para el 2015, la mejor ciudad para vivir en el continente americano es precisamente Vancouver. Esta ciudad canadiense, cuya área metropolitana según el Censo de 2011, contaba con 2,3 millones de habitantes, ocupa el quinto lugar de la lista Mercer detrás de Viena en Austria, Zürich en Suiza, Auckland en Nueva Zelanda y Munich en Alemania.




Actualmente Vancouver es noticia en temas relacionados con el transporte urbano pues se ha introducido en Canadá un mecanismo que se utiliza tanto en Estados Unidos como en Europa y que consiste en someter a una consulta popular un ambicioso plan de transporte urbano. No solo se propone realizar unos proyectos sino que también se buscan las fuentes de financiación para su realización que en general requieren un aumento en los impuestos locales.

Teniendo en cuenta que Bogotá, desde hace ocho años, está contemplando la construcción de la Primera Línea del Metro, es conveniente hacer algunas reflexiones sobre la manera como se toman las decisiones de transporte en Vancouver, la quinta ciudad del mundo, y en Bogotá, la ciudad  131 en la lista Mercer.

Vale la pena destacar tres aspectos. Estos son: la institucionalidad, la planeación y el apoyo ciudadano.

En Vancouver existe una agencia responsable del transporte que tiene a su cargo  tanto las vías, los puentes, como el transporte público. Esta agencia, cuyo nombre oficial es Autoridad de Transporte de la Costa Sur de Columbia Británica, es conocida como Translink. Su Misión es  conectar la región y mejorar su habitabilidad proporcionando una red de transporte sostenible, acogida por sus comunidades y su gente.[1]

Translink se administra  a través de las siguientes instituciones:

1)      El Consejo de Alcaldes compuesto por los 21 alcaldes de los municipios que integran la región metropolitana de Vancouver. Ellos representan los intereses de los ciudadanos de la región. Este cuerpo aprueba los planes de transporte preparados por el equipo técnico de Translink, los presupuestos regionales, límites de endeudamiento y además nombra los miembros de la Junta Directiva a partir de una lista corta elaborada por un Panel de Selección experto.

2)      El Presidente de Translink dirige la compañía de acuerdo con las orientaciones de la Junta Directiva y es responsable por la preparación de los planes e informes para la aprobación de la Junta. Además, es responsable por la construcción y operación de los servicios de transporte de acuerdo con la planeación de corto, mediano y largo plazo.

En febrero de 2014 el Ministro de Transporte de Canadá le solicitó al Consejo de Alcaldes que expresaran su visión sobre el transporte en la región y que precisara los costos, prioridades y cronograma de sus inversiones y acciones necesarias para cumplir con los objetivos.

Translink definió un plan decenal de inversiones que demanda 7 500 millones de dólares canadienses, equivalentes a $ 14,6 Billones de pesos colombianos. Además, Translink necesitará un incremento en su presupuesto anual de 1 400 millones a 2 200 millones de dólares canadienses. Este plan de inversiones incluye no solo una línea de metro sino líneas de buses, construcción de un nuevo puente, un tranvía y otras inversiones que van a tener un impacto importante en la movilidad de Vancouver.[2]

Para lograr el apoyo necesario del Gobierno Nacional y Provincial de Canadá y de British Columbia, el Consejo de Alcaldes se comprometió a someter el plan diseñado por Translink a un referéndum donde se deben aprobar las inversiones y las fuentes de financiación. La contrapartida local, es decir lo que tiene que aportar el área metropolitana de Vancouver, corresponde a la tercera parte de los recursos requeridos. El resto es aportado en partes iguales por el gobierno federal y el gobierno provincial.

La votación del referéndum se ha realizado desde el 16 de marzo y termina el 27 de mayo de 2015. Ese día se sabrá si los habitantes de la región de Vancouver aprobarán un aumento en 0,5% en el impuesto a las ventas para financiar el plan de transporte propuesto por el Consejo de Alcaldes.

Volviendo al caso bogotano, para emprender el proyecto de la Primera Línea del Metro de Bogotá, la administración de la ciudad decidió realizar un estudio de ingeniería de detalle para posteriormente contratar una evaluación socioeconómica de la PLMB, que ha sido altamente cuestionada, y estamos a la espera de la estructuración legal y financiera de un proyecto cuyo costo ahora se estima en 20 billones de pesos.

En la capital de Colombia, cuya área metropolitana es más de cuatro veces la de Vancouver, no existe una autoridad regional de transporte que tenga la capacidad de llevar a cabo de manera eficiente el proyecto más grande de infraestructura de la historia del país.

Aunque pareciera que en esta ocasión se ha avanzado en solucionar los graves problemas de movilidad la realidad es muy distinta. No existe una autoridad regional de transporte con una visión y misión clara sobre lo que debe hacerse en el transporte. No hay un arreglo institucional en donde exista representación de los alcaldes de los diferentes municipios que forman el área metropolitana de Bogotá.

No ha sido posible dotar a la ciudad de una institución que tenga a cargo todos los procesos relacionados con el transporte.  Transmilenio, que en su momento tuvo personal capacitado, ha perdido a la mayoría de los que trabajaron en sus inicios y hoy en día está abrumado con una nueva serie de responsabilidades que le han impedido cumplir con las funciones para las que fue creado, es decir el manejo del transporte masivo por buses en carriles exclusivos.

Los últimos ocho años, Bogotá ha estado pendiente del estudio del metro y ha retrocedido en su capacidad de planear, ejecutar y mantener su infraestructura. No se ha preocupado por construir una institucionalidad fuerte en materia de transporte.

Al comenzar un proyecto de la magnitud del Metro de Bogotá al revés, la ciudad y el país quedan expuestos a un descalabro mayúsculo que afectará a las generaciones futuras. Afortunadamente estamos en un punto donde se puede realizar una reingeniería institucional que permita resolver de manera eficiente uno de los mayores y más serios problemas que enfrenta la ciudad de Bogotá.

Qué diferente sería la situación si hubiéramos adoptado el ejemplo de Vancouver. Es prioritario que el próximo alcalde tenga un plan integrado de transporte y una propuesta de referéndum para que los bogotanos decidamos de forma racional el tema de transporte y su financiamiento.

4 comentarios:

  1. Muy bien don Alvaro Pachon--Qué diferencia con Vancouver y su administración mediante el sistema TRANSLINK y el de Bogotá llamado TRANSMILENIO--- Mil gracias-----------

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    1. Rene gracias por leer el blog y por el comentario Sería muy bueno que la nueva administración se hiciera un viaje a Vancouver para aprender lo que ellos hacen Además, podrían experimentar la calidad de vida de esta ciudad.

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  2. Conocí a Enrique Peñalosa padre del anterior alcalde y a su socio José Ulises Martinez-- barranquillero economista y poeta............

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  3. Enrique papá fue un gran funcionario muy interesado en los temas urbanos y un gran empresario. Hablé con el cuando él trabajaba en el externado dirigiendo un centro de investigación. Me atendió muy bien cuando le consulté algo sobre Urabá en donde el tuvo negocios bananeros.

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