lunes, 16 de mayo de 1994

Profundamente Equivocado

La absurdidad económica de un servicio militar obligatorio es tan inmensa que es de los pocos temas en que personalidades tan opuestas como los Profesores Friedman y Galbraith se han logrado poner de acuerdo.

El jueves de la semana pasada se llevó a cabo el esperado debate entre los dos candidatos con mayor opción. En el primer tiempo del debate del jueves, tal como lo había sugerido el candidato liberal, se trataron los temas económicos. Los candidatos aprovecharon la oportunidad para presentar a los televidentes la esencia de su propuesta económica.

Dada la limitación del tiempo, el sufrido televidente no logró captar la validez de algunos argumentos. Para el hombre de la calle el triunfador podría ser el que trajera más cifras y mejores anécdotas sin lograr establecer si lo que se estaba diciendo tenía o no un verdadero soporte.

El tratar de mostrarse profundo citando una serie de cifras que no eran enteramente adecuadas puede darle la aparente legitimidad a una posición enteramente equivocada. Un ejemplo de argumento equivocado fue el traído por el Doctor Samper para atacar la propuesta de acabar con el servicio militar obligatorio. El decir que al país le cuesta tres y media veces más un ejercito de voluntarios que el actual servicio militar obligatorio va en contra de la primera lección de economía. El verdadero costo de oportunidad del actual servicio militar para la sociedad colombiana es lo que el bachiller que es llamado a prestar el servicio militar deja de producir y no lo que le paga el gobierno por sus servicios.

Cuánto se le paga por ello es totalmente irrelevante desde el punto de vista de eficiencia económica. El salario bajo lo único que hace es reducir el ingreso del bachiller y su familia y actúa ni más ni menos como un impuesto injusto a nuestra juventud. Si le pagamos la tercera parte del sueldo que obtendría en otro empleo, lo que estamos es cobrándole un impuesto superior al 65 por ciento. La sociedad ha establecido una discriminación flagrante en contra de los jóvenes colombianos pues les cobra más de dos veces el impuesto que pagan los grandes capitalistas colombianos.

Un bajo sueldo para los conscriptos no solo es inequitativo sino que además es ineficiente. A nadie le puede parecer que un país como Colombia dedique a su juventud a cuidar los semáforos de nuestras grandes ciudades. No me queda la menor duda de que los bachilleres que trabajan en las calles bogotanas pueden desempeñar actividades más productivas. Tampoco me queda la menor duda de que algunas de las actividades que realizan nuestros bachilleres en las oficinas de los comandos son inútiles y que se realizan solo por que al gobierno no le cuesta. Aquí parece estarse aplicando el dicho popular lo que nada nos cuesta volvámoslo fiesta.


La absurdidad económica de un servicio militar obligatorio es tan inmensa que es de los pocos temas en que personalidades tan opuestas como los Profesores Friedman y Galbraith se han logrado poner de acuerdo. Los argumentos esgrimidos por tan distinguidos académicos influyeron para que el Congreso de los Estados Unidos acabara con el servicio militar obligatorio el 30 de junio de 1973. Hoy como ayer recomiendo, a todos y en especial a los asesores del candidato liberal, a releer cuatro columnas del Profesor Friedman en Newsweek publicadas el 19 de diciembre de 1966, el 11 de marzo de 1968, el 16 de marzo de 1970 y el 11 de febrero de 1974, reproducidas como el Capítulo octavo de su libro "There's no such thing as a free lunch". Una lectura cuidadosa de estas páginas evitaría la incómoda posición de aparecer profundamente equivocado citando cifras que no vienen al caso.

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