Ojalá no nos pase lo que le pasó
a la liebre que creía tener ganada su
carrera contra la tortuga y se dedicó a
reposar antes de cruzar la meta.
Según un ilustre matemático,
ahora dedicado a medir la opinión pública, lo único que se requiere para el
éxito profesional es un manejo adecuado de la regla de tres. Aplicar estos
conocimientos adquiridos en los primeros años de bachillerato no siempre es
sencillo. Un ejemplo de las dificultades de la aplicación de
este sencillo concepto a una situación práctica es la utilización de la
regla de tres a la evaluación del primer mes del pacto social. En efecto, si preguntamos cuanto deben subir
los precios en un mes para que en el año suban 18%, la respuesta que daría un
estudiante de los primeros años de bachillerato con la ayuda de lápiz y papel
sería 18 dividido por 12 o sea 1.5 por ciento. Si le preguntaramos entonces que
cómo calificaría el primer mes del pacto social en el que el gobierno se
muestra orgulloso de lograr un 1.84 por ciento, el estudiante contestaría que
esta cifra lo que está mostrando es que para cumplir sus buenos propósitos el
gobierno debe redoblar sus esfuerzos.
Como bien los saben nuestros
ingenieros financieros, la respuesta anterior no es enteramente correcta pues
hay que tener en cuenta el efecto acumulativo originado por la lógica del
interés compuesto. Cualquier financista con la ayuda de su calculadora
financiera nos diría que la respuesta correcta a la pregunta ¿cuál debe ser el aumento de
precios en el primer mes para que al final del año tengamos una inflación del
18%? es 1.39%. Si le preguntamos entonces al financista si cree que el gobierno
puede cumplir con su meta del 18%, contestaría que para esto el gobierno
necesitaria esforzarse pues el primer resultado está muy por encima de la meta
parcial de 1.39% al mes.
La euforia del gobierno que lo
llevó a montar un show similar al que armó para la venida de Pavarotti y en el
que faltó únicamente que le preguntarán al Ministro de Desarrollo su receta
favorita para la preparación del plato tradicional de la cultura paisa, nos
está diciendo que hay algo más en la matemática inflacionaria. Como lo saben
los estudiosos de los temas inflacionarios la escalada de precios no ocurre de
manera uniforme a través del año. Por razones climáticas e institucionales los
precios suben más rápidamente en los primeros meses del año y menos en épocas
como el segundo semestre en que la abundancia de las cosechas tienen un efecto
favorable en el precio de los alimentos. Un buen comportamiento en los primeros
meses se puede interpretar entonces como un presagio favorable para obtener un
buen resultado en el año.
Debemos entonces preguntarnos
que tan bueno fue enero y que se puede esperar en el futuro. Las cifras
muestran claramente que el comportamiento en enero fue mucho mejor de lo
oservado en años anteriores. Sin embargo debe tenerse en cuenta que el Pacto
Social ha introducido dos aspectos importantes que tienen un efecto importante
en las cifras del costo de vida. En primer
lugar, debe reconocerse que antes del Pacto Social la discusión se centraba
primordialmente en el acumulado del costo de
vida en diciembre y por lo tanto los gobiernos, en especial el anterior,
preferían subir los precios en los últimos días del año para que su aumento se
contabilizara en enero y no en diciembre. Por tanto todos los índices de enero
eran artificialmente altos pues llevaban un rezago de lo ocurrido en los
últimos días del año. Mediante este
truco los gobernantes lograban disminuir algunos puntos de la inflación
portergándola para el año siguiente. Con la
introducción del pacto social se volvió crítico el mes de enero y en
consecuencia se decidió postergar los aumentos para otros meses del primer
trimestre. Por tanto, la comparación entre enero de 1995 y enero de 1994 no resulta
enteramente válida pues los eneros antes de 1995 eran artificialmente altos y
los eneros después del pacto social
resultan, como los diciembres anteriores, artificialmente bajos.
En segundo lugar, debe anotarse
que uno de los instrumentos básicos que el gobierno ha querido utilizar para
bajar la inflación es repartir el
aumento de los precios a lo largo del año. Si esto se logra, es claro que el
efecto de este cambio institucional es disminuir la importancia de los aumentos
al comienzo del año. Este solo cambio institucional permite bajar por una sola
vez la importancia de enero sin necesidad de pactos sociales.
Las consideraciones anteriores
llevan a concluir que no todo está ganado en la lucha inflacionaria y que es
importante no solo mirar los resultados
del primer mes del pacto social. Es necesario continuar mirando todas las
variables macroeconómicas y mantener una política económica coherente que
permita una rebaja real de la inflación, no nos podemos contentar con lograr el
mejor enero de los últimos diez años. Ojalá no nos pase lo que le pasó a la
liebre que creía tener ganada su carrera
contra la tortuga y se dedicó a reposar
antes de cruzar la meta.
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