La Universidad colombiana debe responder al reto de
su internacionalización.
La semana pasada se realizó un
seminario con la participación de la Universidad de los Andes sobre la Transformación
de América Latina. El seminario se inició con un discurso del rector Hommes en
donde se presentaron algunas críticas a la política económica del gobierno y en
la que el Rector previno sobre el peligro que podrían tener algunas actuaciones
del Incomex, encaminadas a frenar la subfacturación en la reimplantación de las
temidas licencias previas.
A continuación se hicieron una
serie de presentaciones por parte de investigadores latinoamericanos y alemanes
sobre el tema del seminario. La calidad de los trabajos presentados fue un
tanto disímil, dejando la duda en
algunos segmentos de la audiencia si la
investigación económica colombiana está a la altura de la europea y la de otros
países latinoamericanos. Un indicador de la improvisación de algunas investigaciones es la tardía
entrega de los trabajos los comentaristas. En algunos casos los comentaristas
tuvieron que improvisar pues el trabajo se entregó la víspera después de horas de oficina.
La falta de competitividad de
los académicos colombianos en el contexto mundial no deja de ser preocupante.
Las universidades colombianas no pueden quedarse atrás en el campo de la
investigación económica. La política económica no puede manejarse con
conocimientos obsoletos ni con falso consenso nacido en una sociedad de elogios
mutuos.
Realmente preocupante, para
los que hemos defendido las bondades de las transformaciones estructurales de
la economía colombiana en los noventa, la debilidad de la evidencia presentada
para sustentar la validez de la reforma. Algunos de los académicos colombianos
que intervinieron en el seminario se
limitaron a recitar una serie de frases de cajón sin un soporte sólido. Los
resultados de las investigaciones no resultaban muy convincentes como soporte
de las afirmaciones sobre la bondad de las reformas de la apertura.
La universidad colombiana debe
responder al reto de su internacionalización. De ahora en adelante tiene que
estar presente en los grandes debates y debe hacerlo con excelencia. El evento
como el realizado en la Universidad de los Andes es el instrumento adecuado
para poder medirnos a escala internacional. Si nuestra calidad es inferior
debemos reconocerlo y hacer esfuerzos
para lograr mejorarla no podemos
contentarnos con estereotipos que ocultan la verdad.
Las universidades tienen que
hacerse una autocrítica seria y para ello deben traer evaluadores de reconocido
prestigio internacional. La Universidad de los Andes ha dado el ejemplo con una
evaluación de su facultad de Economía. En aras de una discusión seria debería
levantarse la reserva del sumario, si es que existe, con el fin de evitar las
filtraciones selectivas del informe. El espectáculo de una discusión en la que
las antiguas y nuevas directivas de la Facultad de Economía de los Andes
utilizan el informe Calvo para sostener posiciones contradictorias no es muy
edificante.
Tampoco es justo personalizar
las discusiones. Si existe un problema en las Facultades de Economía es por
razones estructurales, tales como la falta de incentivos, las bajas remuneraciones
y no por la gestión buena o mala de un decano. Los centros de investigación de
las universidades colombianas tienen que volver a ganarse el respeto que
tuvieron en otra época. No deja de ser motivo de preocupación el relativo
estancamiento de los principales centros universitarios frente a Instituciones
como Anif y Fedesarrollo que hacen presencia en los debates de política
económica. Más sorprendente aún, si se tiene en cuenta que muchos de los que
están a dirigiendo estas instituciones estuvieron vinculados a los principales
centros de investigación universitarios. De vital importancia para el avance de
la investigación económica es lograr vincular a las universidades colombianas
profesores que estén en permanente contacto con la academia extranjera.
La participación de los
investigadores colombianos en las conferencias internacionales debe ser una
tarea de altísima prioridad, pues solo compitiendo en los foros internacionales
es posible mantenerse a la vanguardia de la ciencia. No solo debemos medirnos
con nuestras contrapartes en el extranjero sino que, además, debemos especializarnos, pues la
competencia a alto nivel se hace entre especialistas. Los investigadores
colombianos para lograr sobrevivir en un mercado de dimensiones minúsculas han
apelado al expediente de convertirse en especialistas en casi todo. Las grandes
figuras académicas colombianas cambian de tema de investigación como quien
cambia de camisa.
Como consecuencia de estos
cambios nunca se profundiza en los temas y, por tanto, los aportes de los
colombianos son marginales. Ojalá que el seminario realizado en la Universidad
de los Andes marque el inicio de una nueva época en la investigación económica
colombiana, en la que se ponga como meta el competir internacionalmente.
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