El 10 de diciembre de 2014
escribí una entrada en el Blog con el título ‘El Presidente está de malas’ donde se mencionaron las dificultades
de la economía colombiana causadas por la caída del precio del petróleo y la
depreciación del peso con relación al dólar. Una semana después, el 15 de
diciembre de 2014, publique en el Blog una entrada con el título ´En el 2015 la vida no seguirá igual’ en
donde se pronosticaba que el comportamiento de la economía colombiana en 2015
iba a ser muy inferior al de 2014.
Hoy, cuando se está
acabando el primer trimestre de 2015, varios analistas económicos están viendo
una situación mucho más grave que la expresada por mí al final del año pasado.
Además, ya están comenzando a pensar que los graves problemas no se deben a una
mala racha del Presidente sino más bien que estos se deben a malas políticas
económicas y a una desatención del manejo económico debida a la obsesión del
Presidente en el proceso de Paz.
La preocupación del
dueño del periódico El Tiempo expresada el viernes 27 tuvo eco el domingo 29 de
marzo de 2015 en una columna de opinión escrita por Rudolf Hommes Rodríguez titulada Un
país distinto.
El respetado exministro
de Hacienda afirma: “El clima de inversión se ha deteriorado notoriamente. Los
impuestos subieron a niveles superiores a los de otros países en condiciones
similares, y ya no se percibe un ambiente amistoso con el sector privado. La
situación fiscal es delicada, y mucho más la de la balanza de pagos. Las
exportaciones han caído con los precios de los bienes exportables, y todavía no
se vislumbran un auge de otras exportaciones, un reacomodo con la situación
actual, ni políticas de atracción de la inversión y crecimiento económico que
correspondan a esta nueva realidad.”
Si yo fuera el Presidente estaría muy preocupado
que dos personas tan respetables, que hasta el momento han mostrado un apoyo a
las iniciativas del gobierno,ahora estén considerando que la economía está atravesando
un mal momento. Además, estaría atento a
oír sus recomendaciones sobre el mejor curso de acción.
El empresario Sarmiento Angulo en la Asamblea del
Grupo Aval le dijo a los accionistas: “lo que viene no es fácil, hay que
enfrentarlo, remangarse y ponerse a trabajar.”
Para entender mejor el mensaje que encierra la frase anterior conviene consultar
el Diccionario de la Real Academia Española DRAE. Este define remangar como un verbo pronominal y coloquial
que significa “Tomar enérgicamente una resolución.” Esta actitud ante los
problemas ha sido la característica del hombre más rico de Colombia y no
debería sorprender a nadie y menos a los
asistentes a la Asamblea Anual de Accionistas.
Pero por el despliegue dado a la intervención del
doctor Sarmiento Angulo, en el diario El Tiempo, pareciera más bien que esta
frase está dirigida al Gobierno Nacional a quien le estaría diciendo que hay
que tomar decisiones enérgicas y ponerse a trabajar.
El exministro de Hacienda de Gaviria en su columna
del domingo 29 de marzo expresa la misma idea pero de manera más explícita. Dice:
“Esto va a requerir un estilo de gobierno muy distinto al que ha imperado en
los últimos 5 años. Se necesitan
decisiones audaces, que no van a poder esperar a que se formen consensos
políticos o a que se concrete la paz, y ministros que estén dispuestos a tomar
riesgos políticos o no estén impedidos.”
El doctor Hommes en su columna hace
algunas propuestas para superar la crisis, entre ellas, “impulsar la inversión en exploración y explotación de
petróleo con condiciones mucho más favorables en los nuevos contratos de
exploración y explotación que las que están vigentes, y políticas de fomento de
los sectores que más jalan o más empujan en la economía, que son el
manufacturero y la construcción en primera instancia, y el de producción de
alimentos.”
Más aún, en su
columna de Portafolio del 30 de marzo de 2015 añade algunas consideraciones
específicas como la de revaluar las inversiones en las concesiones 4G de la
Agencias Nacional de Infraestructura (ANI) incluyendo obras que produzcan
mejoras en la productividad como la carretera Puerto Arimena[1]-
Puerto Carreño que contribuiría al desarrollo agroindustrial en el Vichada y a
la expansión de la frontera agrícola en la Altillanura.
Sin lugar a dudas,
las propuestas del ex-ministro de Hacienda de la Administración de Cesar Gaviria
suenan razonables. Si se implementan pueden llevar a mejorar la situación
actual. Sin embargo, antes de entrar a una discusión sobre las acciones que se
deben tomar es necesario hacer unas precisiones.
En primer lugar,
debe quedar claro que los problemas que estamos viviendo están mostrando que el
Presidente todos los días cuando se afeita debe estar viendo en el espejo al
culpable de la situación actual. El Plan de Desarrollo Prosperidad Para Todos 2010-2014 no definió las políticas adecuadas
para blindar a la economía colombiana cuando se terminara el boom de los
productos básicos.
En un país como
Colombia en donde no hay infraestructura férrea, el Plan de Desarrollo 2010-2014
definió cinco locomotoras, que infortunadamente no lograron prevenir la crisis
actual del sector externo. La vivienda por su misma naturaleza es un bien no
transable y por tanto no puede impulsar una economía orientada al comercio
exterior. Si bien el sector minero energético puede impulsar la economía en
épocas de auge se convierte en un lastre
cuando caen sus precios. La infraestructura de transporte y telecomunicaciones
pueden ayudar en algunas ocasiones pero no hay que olvidar que la
infraestructura de transporte mueve tanto los productos de importación como los
de exportación y a la vez que favorece a la industria colombiana también
favorece a los países que nos envían productos. La cuarta locomotora fue el
Sector Agropecuario que no arrancó por el efecto nocivo que tuvo la Ley de
Restitución de Tierras en la inversión en el sector. Finalmente, la quinta
locomotora de los nuevos sectores basados en la innovación no funcionó bien entre
otras razones por la dificultad de poner en funcionamiento los proyectos de
Ciencia y Tecnología financiados por el Fondo Nacional de Regalías.
Tal vez la mayor
debilidad del plan Prosperidad para Todos
fue no haber considerado como la clave para enfrentar el entorno post auge la
diversificación de las exportaciones para que el país se enfrentara a una realidad
de menores precios de los productos básicos con una estructura productiva
moderna.
Los adictos a la
intervención del gobierno, con seguridad, van a decir que el fracaso del Plan
de Desarrollo se debió a la carencia de una política industrial. La realidad es un poco diferente tal como lo
demuestra un trabajo del Banco de
la República[2]. El
destacado economista Jorge García García y su equipo de colaboradores conformado
por David Camilo López, Enrique Montes Uribe y Pilar Esguerra Umaña afirman algo que puede
sorprender a la mayoría de los economistas interesados en el comercio exterior
colombiano. “En general puede afirmarse
que el régimen de comercio exterior del país es menos libre hoy día que en
1991, y posiblemente es tan restringido como en los 70s y finales de los 80s.
La gran diferencia entre hoy y ayer lo constituyen los organismos e
instituciones que administran y rigen ese régimen.“
Sorprende aún más el
efecto negativo que ha tenido esta protección en las exportaciones no
tradicionales. “En cuanto a los incentivos para exportar ,la protección del 46
por ciento equivalió a gravar las exportaciones con un impuesto del 40 por
ciento, un gravamen que sería imposible de legislar con un decreto o una ley.[3]”
Las dos últimas
frases del trabajo mencionado dejan bien claro las razones por las que no se
han diversificado suficientemente las exportaciones
colombianas, “Dado que el régimen de comercio exterior no se ha modificado
fundamentalmente durante 62 años, no debe extrañar que en Colombia no se desarrollen
sectores nuevos, fenómeno que preocupa a quienes defienden la necesidad de
tener una política industrial para sacar al sector de su letargo. Colombia sí
tiene y ha tenido una política industrial basada en la protección, una que no
ha cambiado fundamentalmente en 62 años, una que promueve sectores incapaces de
competir en los mercados internacionales, y que impide surgir sectores nuevos
con potencial de hacerlo.[4]”
Los argumentos técnicos a favor de la reducción de
la excesiva protección deberían convencer al Gobierno Nacional que es necesario
un cambio urgente de estrategia en su política comercial y comenzar a eliminar
las medidas restrictivas no arancelarias. Sin embargo, esta decisión iría en
contra de los amigos de la paz que sostienen, sin argumentos válidos, que los problemas de Colombia se derivan de
la apertura y de los tratados de libre comercio.
[1] Pareciera
que el Doctor Hommes quiso decir Puente Arimena-Puerto Carreño. Puente Arimena
es una vereda del Municipio de Puerto Gaitán en el departamento del Meta. Esta
carretera uniría el departamento del Vichada con la red Nacional y
complementaría el plan de la navegabilidad del Río Meta.
[2] UNA
VISIÓN GENERAL DE LA POLÍTICA COMERCIAL COLOMBIANA ENTRE 1950 Y 2012
Jorge García García, David
Camilo López, Enrique Montes Uribe, Pilar Esguerra Umaña Borradores de
Economía No 217 2014
[3] García
García, et al (2004) Op. cit. Páginas 60-61
[4] Idem,
página 61.
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