miércoles, 1 de abril de 2015

Presidente, ¡es la economía!

El 10 de diciembre de 2014 escribí una entrada en el Blog con el título ‘El Presidente está de malas’ donde se mencionaron las dificultades de la economía colombiana causadas por la caída del precio del petróleo y la depreciación del peso con relación al dólar. Una semana después, el 15 de diciembre de 2014, publique en el Blog una entrada con el título ´En el 2015 la vida no seguirá igual’ en donde se pronosticaba que el comportamiento de la economía colombiana en 2015 iba a ser muy inferior al de 2014.

Hoy, cuando se está acabando el primer trimestre de 2015, varios analistas económicos están viendo una situación mucho más grave que la expresada por mí al final del año pasado. Además, ya están comenzando a pensar que los graves problemas no se deben a una mala racha del Presidente sino más bien que estos se deben a malas políticas económicas y a una desatención del manejo económico debida a la obsesión del Presidente en el proceso de Paz.


El viernes 27 de marzo de 2015 en la Asamblea de Accionistas del Grupo Aval, Luis Carlos Sarmiento Angulo el hombre más rico de Colombia manifestó su preocupación por la actual coyuntura económica diciendo “No se puede tapar la realidad con un dedo, hay una situación difícil”.

La preocupación del dueño del periódico El Tiempo expresada el viernes 27 tuvo eco el domingo 29 de marzo de 2015 en una columna de opinión escrita por  Rudolf Hommes Rodríguez titulada Un país distinto.

El respetado exministro de Hacienda afirma: “El clima de inversión se ha deteriorado notoriamente. Los impuestos subieron a niveles superiores a los de otros países en condiciones similares, y ya no se percibe un ambiente amistoso con el sector privado. La situación fiscal es delicada, y mucho más la de la balanza de pagos. Las exportaciones han caído con los precios de los bienes exportables, y todavía no se vislumbran un auge de otras exportaciones, un reacomodo con la situación actual, ni políticas de atracción de la inversión y crecimiento económico que correspondan a esta nueva realidad.”

Si yo fuera el Presidente estaría muy preocupado que dos personas tan respetables, que hasta el momento han mostrado un apoyo a las iniciativas del gobierno,ahora estén considerando que la economía está atravesando un mal momento.  Además, estaría atento a oír sus recomendaciones sobre el mejor curso de acción.

El empresario Sarmiento Angulo en la Asamblea del Grupo Aval le dijo a los accionistas: “lo que viene no es fácil, hay que enfrentarlo, remangarse y ponerse a trabajar.”  Para entender mejor el mensaje que encierra la frase anterior conviene consultar el Diccionario de la Real Academia Española DRAE. Este define remangar como un verbo pronominal y coloquial que significa “Tomar enérgicamente una resolución.” Esta actitud ante los problemas ha sido la característica del hombre más rico de Colombia y no debería sorprender a nadie  y menos a los asistentes a la Asamblea Anual de Accionistas.

Pero por el despliegue dado a la intervención del doctor Sarmiento Angulo, en el diario El Tiempo, pareciera más bien que esta frase está dirigida al Gobierno Nacional a quien le estaría diciendo que hay que tomar decisiones enérgicas y ponerse a trabajar.

El exministro de Hacienda de Gaviria en su columna del domingo 29 de marzo expresa la misma idea pero de manera más explícita. Dice: “Esto va a requerir un estilo de gobierno muy distinto al que ha imperado en los últimos 5 años. Se necesitan decisiones audaces, que no van a poder esperar a que se formen consensos políticos o a que se concrete la paz, y ministros que estén dispuestos a tomar riesgos políticos o no estén impedidos.”

El doctor Hommes en su columna hace algunas propuestas para superar la crisis, entre ellas, “impulsar la inversión en exploración y explotación de petróleo con condiciones mucho más favorables en los nuevos contratos de exploración y explotación que las que están vigentes, y políticas de fomento de los sectores que más jalan o más empujan en la economía, que son el manufacturero y la construcción en primera instancia, y el de producción de alimentos.”

Más aún, en su columna de Portafolio del 30 de marzo de 2015 añade algunas consideraciones específicas como la de revaluar las inversiones en las concesiones 4G de la Agencias Nacional de Infraestructura (ANI) incluyendo obras que produzcan mejoras en la productividad como la carretera Puerto Arimena[1]- Puerto Carreño que contribuiría al desarrollo agroindustrial en el Vichada y a la expansión de la frontera agrícola en la Altillanura.

Sin lugar a dudas, las propuestas del ex-ministro de Hacienda de la Administración de Cesar Gaviria suenan razonables. Si se implementan pueden llevar a mejorar la situación actual. Sin embargo, antes de entrar a una discusión sobre las acciones que se deben tomar es necesario hacer unas precisiones.

En primer lugar, debe quedar claro que los problemas que estamos viviendo están mostrando que el Presidente todos los días cuando se afeita debe estar viendo en el espejo al culpable de la situación actual. El Plan de Desarrollo Prosperidad Para Todos 2010-2014 no definió las políticas adecuadas para blindar a la economía colombiana cuando se terminara el boom de los productos básicos.

En un país como Colombia en donde no hay infraestructura férrea, el Plan de Desarrollo 2010-2014 definió cinco locomotoras, que infortunadamente no lograron prevenir la crisis actual del sector externo. La vivienda por su misma naturaleza es un bien no transable y por tanto no puede impulsar una economía orientada al comercio exterior. Si bien el sector minero energético puede impulsar la economía en épocas de auge  se convierte en un lastre cuando caen sus precios. La infraestructura de transporte y telecomunicaciones pueden ayudar en algunas ocasiones pero no hay que olvidar que la infraestructura de transporte mueve tanto los productos de importación como los de exportación y a la vez que favorece a la industria colombiana también favorece a los países que nos envían productos. La cuarta locomotora fue el Sector Agropecuario que no arrancó por el efecto nocivo que tuvo la Ley de Restitución de Tierras en la inversión en el sector. Finalmente, la quinta locomotora de los nuevos sectores basados en la innovación no funcionó bien entre otras razones por la dificultad de poner en funcionamiento los proyectos de Ciencia y Tecnología financiados por el Fondo Nacional de Regalías.

Tal vez la mayor debilidad del plan Prosperidad para Todos fue no haber considerado como la clave para enfrentar el entorno post auge la diversificación de las exportaciones para que el país se enfrentara a una realidad de menores precios de los productos básicos con una estructura productiva moderna.

Los adictos a la intervención del gobierno, con seguridad, van a decir que el fracaso del Plan de Desarrollo se debió a la carencia de una política industrial.  La realidad es un poco diferente tal como lo demuestra un trabajo del Banco de la República[2]. El destacado economista Jorge García García y su equipo de colaboradores conformado por David Camilo López, Enrique Montes Uribe y  Pilar Esguerra Umaña afirman algo que puede sorprender a la mayoría de los economistas interesados en el comercio exterior colombiano.  “En general puede afirmarse que el régimen de comercio exterior del país es menos libre hoy día que en 1991, y posiblemente es tan restringido como en los 70s y finales de los 80s. La gran diferencia entre hoy y ayer lo constituyen los organismos e instituciones que administran y rigen ese régimen.“

Sorprende aún más el efecto negativo que ha tenido esta protección en las exportaciones no tradicionales. “En cuanto a los incentivos para exportar ,la protección del 46 por ciento equivalió a gravar las exportaciones con un impuesto del 40 por ciento, un gravamen que sería imposible de legislar con un decreto o una ley.[3]

Las dos últimas frases del trabajo mencionado dejan bien claro las razones por las que no se han  diversificado suficientemente las exportaciones colombianas, “Dado que el régimen de comercio exterior no se ha modificado fundamentalmente durante 62 años, no debe extrañar que en Colombia no se desarrollen sectores nuevos, fenómeno que preocupa a quienes defienden la necesidad de tener una política industrial para sacar al sector de su letargo. Colombia sí tiene y ha tenido una política industrial basada en la protección, una que no ha cambiado fundamentalmente en 62 años, una que promueve sectores incapaces de competir en los mercados internacionales, y que impide surgir sectores nuevos con potencial de hacerlo.[4]

Los argumentos técnicos a favor de la reducción de la excesiva protección deberían convencer al Gobierno Nacional que es necesario un cambio urgente de estrategia en su política comercial y comenzar a eliminar las medidas restrictivas no arancelarias. Sin embargo, esta decisión iría en contra de los amigos de la paz que sostienen, sin argumentos válidos,  que los problemas de Colombia se derivan de la apertura y de los tratados de libre comercio.



[1] Pareciera que el Doctor Hommes quiso decir Puente Arimena-Puerto Carreño. Puente Arimena es una vereda del Municipio de Puerto Gaitán en el departamento del Meta. Esta carretera uniría el departamento del Vichada con la red Nacional y complementaría el plan de la navegabilidad del Río Meta.

[2] UNA VISIÓN GENERAL DE LA POLÍTICA COMERCIAL COLOMBIANA ENTRE 1950 Y 2012
Jorge García García, David Camilo López, Enrique Montes Uribe, Pilar Esguerra Umaña Borradores de Economía  No 217 2014
[3] García García, et al (2004) Op. cit. Páginas 60-61
[4] Idem, página 61.

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