El profesor Paul Samuelson decía que el éxito de las personas dedicadas a hacer pronósticos consistía en nunca comprometerse con una fecha y con un valor al mismo tiempo. Si le hubieran preguntado hace unas semanas si el dólar llegaría a superar su record histórico y tendría un valor de 3.000 pesos con toda seguridad hubiera contestado que sí. Nunca hubiera dado una fecha específica.
Si a un amigo mío le hubieran preguntado una fecha memorable probablemente diría que el 20 de agosto por ser el día de su cumpleaños pero no aseguraría que escogió esa fecha porque pensaba que el dólar abriría con una cotización por encima de los 3000 pesos.
Muy pocos o casi nadie hubiera pronosticado que el 19 de agosto de 2015 el dólar habría superado la cotización máxima alcanzada previamente. Por extrañas razones este simple hecho ha sido motivo de discusión en los medios de comunicación.
Con el fin de tratar de darle un contexto vale la pena hacer algunas preguntas cuyas respuestas pueden ayudar a entender el efecto que pueda tener un dólar a 3.000 pesos colombianos. La primera pregunta es muy sencilla de contestar. ¿Cuándo había llegado el dólar al máximo histórico?
El diario El Tiempo en su edición del 23 de agosto de 2015 trae una infografía en la que se presentan los hitos de la evolución de la divisa norteamericana desde el 2003. En la infografía se destaca que el record histórico se había dado el día martes 11 de febrero de 2003.
La siguiente pregunta es un poco más difícil de contestar. Es la siguiente: Dado que entre las dos fechas han pasado 12 años y 191 días, ¿Cómo podríamos tener en cuenta la pérdida de poder adquisitivo de la moneda colombiana en ese lapso?
Un economista clásico como David Ricardo o Marx trataría de calcular cual es el valor incorporado en un dólar. Para ello estimaría cuánto es el tiempo que necesitaría un trabajador con el salario mínimo para poder conseguir el dinero suficiente para adquirir un dólar. En 2003 el trabajador con un salario mínimo diario de $ 11.066,67 necesitaba trabajar 2 horas y 24 minutos. Un trabajador con salario mínimo el 21 de agosto de 2015 solo necesitó trabajar 1 hora y 18 minutos para poder adquirir un billete de un dólar.
El economista clásico llegaría a la conclusión de que el precio del dólar es más bajo el 21 de agosto de 2015 que el correspondiente precio del 11 de febrero de 2003. No entendería porque los colombianos estaban preocupados pues para él el dólar estaba el 21 de agosto muy por debajo del record histórico.
La misma conclusión llegaría un amigo mío que tuvo el privilegio de ser el secretario de la Junta de ahorro y Vivienda cuando se creó el UPAC. Pues nos recordaría que es necesario corregir las cantidades en pesos corrientes mediante el IPC para poder comparar las magnitudes monetarias de diferentes fechas.
Aunque el UPAC ya no existe es posible hacer el ajuste utilizando las Unidades de Valor Real (UVR) cuyo valor aparece en la página web del Banco de la República. El día miércoles 11 de febrero de 2003 el valor de la UVR era de $130, 3921 y los $2.968,88 necesarios para comprar un dólar, equivalían a 22, 7689 UVRs. El 21 de agosto de 2015 en la que UVR tenía un valor de $222,9983, por lo que para comprar el dólar cuyo valor era $3.102,60 se requerían 13,9713 UVRs. Por lo tanto, el dólar en términos de UVRs era más barato que el de 11 de febrero de 2003.
Basados en estos pequeños cálculos podemos afirmar que cuando se tiene en cuenta el poder adquisitivo de la moneda el dólar del 21 de agosto de 2015 es más barato que el del once de febrero de 2003.
En lugar de preocuparnos por la situación del dólar en el 2015 puede ser más interesante analizar lo ocurrido en los 12 años y los 191 días que transcurrieron desde el 11 de febrero de 2003 y el 21 de agosto de 2015. Como se puede apreciar en la infografía del periódico El Tiempo lo que ha ocurrido entre estas dos fechas es bien interesante pues se observa un patrón bastante volátil. Sin embargo este gráfico no tiene en cuenta el cambio en el poder adquisitivo del peso en el período de análisis. La manera de aislar el efecto del incremento del salario mínimo es realizar el cálculo de este en término de dólares. En general puede decirse que si el salario sube en términos de dólares el bienestar de los trabajadores aumenta y si el salario medido en dólares disminuye el bienestar de los trabajadores disminuye.
En el gráfico siguiente podemos apreciar la evolución del salario mínimo medido en dólares.
Cómo se puede apreciar el salario mínimo medido en dólares el 11 de febrero de 2003 es inferior al de agosto 21 de 2015. También se observa que al final del período hay un franco deterioro del salario mínimo medido en dólares lo que muestra una pérdida de bienestar de los trabajadores. Dicho de otra manera no es tanto el nivel del salario mínimo medido en dólares sino lo que realmente es preocupante es la tendencia que viene observándose desde que el presidente Santos inició su segundo período presidencial.
El tipo de cambio de la UVR es decir el número de UVRs que se necesitan para comprar un dólar se presenta en el siguiente gráfico.
Como se puede apreciar en el gráfico al final del período de análisis 21 de agosto de 2015 el valor de este tipo de cambio es inferior al que se dio el 11 de febrero de 2003. Resultado que se había comentado anteriormente.
A partir del gráfico también podemos afirmar lo que ya se dijo con respecto al salario mínimo medido en dólares. No es preocupante el nivel alcanzado el 21 de agosto de 2015 , pues es inferior al alcanzado anteriormente sino lo que es preocupante es la tendencia exhibida en el último año.
En este período la curva tiene una tendencia creciente es decir el dólar crece más rápido que el costo de vida. Por tanto para proteger sus ahorros las familias encuentran más atractivo convertir sus activos denominados en pesos a activos denominados en dólares. Este reajuste de portafolios de inversión implica una mayor demanda de dólares y por lo tanto una mayor depreciación de la moneda colombiana.
La Junta directiva del Banco de la República y el gobierno tienen que coordinar muy bien las políticas económicas para mantener a la vez un crecimiento económico y una estabilidad de precios.